jueves, 26 de septiembre de 2013

EL CAFÉ DE MAMÁ



Todos los días llego allá

solo para verla una vez más

mi vieja querida que está enferma y cansada

en su viejo su mecedor siempre está sentada

con su mirada profunda de ojos gastados

en el quiosco de paja de su bello jardín

con la jarana de las mirlas y sinsontes en el guayabal



Sólo a ella le pido mi café de la mañana

se levanta despacio y va a la cocina

me lo trae en mi tacita vieja y cuarteada

ella casi no ve… pero casi a ciegas me lo pone en mi mano

pero el café  nunca es igual:

a veces amargo, a veces muy dulce, a veces helado

pero es el café más agradable que tomo; ese es el café de mamá



Me cuenta  cosas cuando tomo su  café

siempre de los descomedimientos de papá

quejas y quejas de mi viejo, le digo en dulce reproche

a veces discutimos pero el café siempre está ahí

es tu marido… 60 años con él, sopórtalo ya

así es, sé que los amas también, me dice resignada



Luego nos calmamos y el café sigue ahí

otra vez ternura: arréglate el cuello... hijo del alma

y como sigues mamá, le digo

pero no dice nada

me arreglo el cuello, y le digo, gracias mamá

y bebo  otro sorbo más de café



Se mece un poco y mira hacia arriba

la veo feliz con sus espejuelos estropeados

veo sus canas y su cuerpo vencido

su traje blanco de encajes morados

sus babuchas negras en sus rugosos pies



Sigue meciéndose y se toma el cabello.

Y cuando vuelves?  -me dice otra vez

volveré, mamá, mientras estés viva y tengas café

mira hacia abajo, ella piensa qué decirme

Pero no dice nada y me mira angustiada



De pronto: qué hora son, me pregunta

le contesto de inmediato, las nueve, mamá

 yo también pienso qué decirle

pero mis temas comunes no son para ella

hay un silencio hasta que al fin dice algo:

ayer recé mucho por ti, hijo del alma

qué bueno mamá y le tomo su mano



Siempre rezo por ti, hijo mío, me dice otra vez

ahora me falta un solo sorbo de café

y ella no deja de aferrarse a  su rosario de rosa

no te vayas todavía, hijo, solo un rato más con mamá

desayuno para ti, tengo ya, huevos, pan y café

no… mamá, con este tinto está bien

quédate un rato más, me dice otra vez



Sabe mi eterna respuesta:

tengo que trabajar, y lo sabes, mamá

mejor, dame tu bendición, en la puerta me esperan

me rindo a ella y me toca la frente

hijo mío, que te protejan la virgen y San José



Le beso su frente. Pórtate bien, otra vez dice

me toma de la mano

y todos los días son así

mañana vuelves otra vez? me pregunta sonriente

tú sabes que será así, mamá

 me voy despacio de su bello jardín

mientras las mirlas y sinsontes nos ven desde la enramada



La miro a lo lejos

y descubro que también me mira

se apoya en su bastón con su joroba pesada

y se sienta de nuevo siguiéndome con su vista

otra taza de café con mamá

no hay duda… es mi mejor café



Arturo Muskus Villalba