digo: sabiendo que usted ahora no me siente,
que esas flores rojas
que en tus manos te he dado
yacen en un basural con
mi padecer viviente.
Me acerqué a ti hurgado por mi timidez
Me acerqué a ti hurgado por mi timidez
para ti tan especial, ese
día
y puse en tus manos colmadas
de gelidéz
ese racimo de tu amor,
henchido en melancolía
Por ese triunfo tuyo de fortaleza y decoro
Por ese triunfo tuyo de fortaleza y decoro
y en medio de la
muchedumbre que te enaltecía,
las vi negras, esas
flores, motivo que ahora lloro
junto a mi ilusión contigo ya en la agonía
En el terror de mi soledad que me tortura
En el terror de mi soledad que me tortura
me alegré cuando tus
manos las tomaron
pero al instante vi tu
sonrisa perjura
por esas rosas negras
que mi dolor colmaron
Inmersa en tu júbilo, de
ti yo me alejé vencido
Volví a mirarte y esas
rosas ya no estaban.
A mi espalda
despreciaste mi amor fortalecido
sepultando por siempre
ese amor cual soñaba
Con mi alma destruida y aun humeante
Con mi alma destruida y aun humeante
y en el palacio del
dolor, vehemente te diría:
que hubiera preferido
verme agonizante
que esas rosas rojas
repudiadas aquel día
En esas rosas rojas está mi padecer.
En esas rosas rojas está mi padecer.
mi arrepentimiento de
mis desdenes y locuras
mis ilusiones de ser el
dueño de tu ser
mis noches negras de
amarguras.
Me alejé mirando esas flores de triste elegía
Me alejé mirando esas flores de triste elegía
que gritando al vacío me
llamaban
hasta ver solo un punto
rojo en la lejanía
y entre el piso y la
muralla fría
divisé mis ilusiones contigo.
Arturo Muskus Villalba
27 de Diciembre