En 1978, era yo un joven de veinte años, lleno
de sueños en mi bella Barranquilla,
y ya me gustaba esas canciones hermosas: salsas
merengues y vallenatos.
Crecí oyendo música en el frenesí de la vida y sentí
contra mí muchas jóvenes,
lindas todas, tiernecitas y llenas de sueños
bellos. Sentía uno el corazón de ellas
latir como golpeando nuestro pecho en cada nota
de esas bellas melodías.
Ellas esparcían sus feromonas cual mariposas de
colores en un lugar cálido y bello
indescriptible por la emoción de ese encuentro
al solaz en la ternura, ambos,
cuando el amor nos miraba entre bambalinas. Quien
sabe cuántos besos arranqué,
besos que se quedaron gravitando por siempre en la inmensidad de la vida.
Bueno ha pasado el tiempo y ahora solo tengo
junto a mis arrugas y mis canas
una vida bien vivida y el recuerdo de lo bello
como si hubiera sido ayer en la tarde
en mi Barranquilla, con su crepúsculo de arreboles
de llamas rojas y amarillas.
Lo único que me queda son los recuerdos, que
son como preciosas joyas
depositados en el cofre de mi mente. ¿Existir?
sí, soy consciente, pero esas bellas
canciones son testigos evidentes de los más
sublime cuando arrancas un beso
a una mujer joven e inexperta en lidias del
corazón y le sientes ruborizar sus vellos
palpando la pasión de su cálida boca. La música
era propicia para que ellas
entregaran su amor en aventura loca y en
pase suave, con el eclipse de la pasión.
Ellas quedaban extasiadas y cerraban los ojos para
que probara su boca ansiosa.
Sí... explotaba un éxtasis de
promesas de juventud, de amar para siempre,
no sabiendo que en el frenesí de la vida de aventuras en la juventud se
borraban esas palabras de hojas secas al viento
madrugador en un frio amanecer.
Una de estas canciones fue ¨Tienes que
quererme Corazón´ del gran maestro
Chico Cervantes de Magangué Bolívar. Excelente amigo. Gracias maestro.
Allá en la eternidad donde ahora estás nos vamos a ver pronto.
ARTURO MUSKUS VILLALBA
DERECHO DE AUTOR
MINISTRIO DEL INTERIOR
REPUBLICA DE COLOMBIA
