domingo, 23 de febrero de 2014

MARY.... AQUELLA PROFESORA DE GEOGRAFIA.







Recuerdo sublime sellado con tinta indeleble en mi alma
de mi profesora de geografía… ella tierna y alegre.
de la que con solo 10 años, entre ríos, montañas y costas
me enamoré cándidamente
en amor de niño, amor de inocente.
en el salón de clases, aquel florido de fresco ambiente
con el eterno roble florecido sombreando las ventanas
y el sol mañanero que calentaba la pequeña aula

Ella, joven, pequeña y dulce
mi profesora de siempre, la que a veces me reñía
yo la miraba fascinado  atraído por su belleza
belleza que su libido aún no me despertaba
y las lecciones no aprendía, por siempre contemplarla
con ojos grandes seguía sus movimientos al frente del pizarrón.
Imaginaciones locas que como el viento recorrían mi mente


Ella sabía de mis sentimientos sublimes para ella,
de inocencia pura
lo notaba en mi mirada y en mi expresión sincera
qué hace un niño sufriendo por el amor de su maestra
Incoherente,  discordante y confuso.
observaba su boca de fresa madura y su dentadura blanca perfecta
ella reía, pues sabía de mi dilema.


Acaso es pecado enamorarse así
de alguien que te enseña, que le debes respeto y admiración.
O es que soñar con el amor es sólo de mayores.
 Un día, ya preso de esta circunstancia, a un compañero dije:
cuando crezca me casaré con mi profesora Mary.
Estás loco me dijo y corrió enseguida
no pasó un instante, fue y se lo dijo.


Qué vergüenza, Dios mío, ya ella lo sabe
luego en clases me miraba, y lentamente fue hacia mí.
pensé lo peor, Dios mío que he hecho
se rió tiernamente y más cerca que nunca
me pasó su mano blanca por mis mejillas
me dijo: cuando Arturo sea grande me casaré con él. 


Todos rieron y luego vino un alivio inmenso para mí.
No hay duda, dejé de pensarla,
todo pasó, tal vez esperanzado en esas palabras
palabras que el tiempo disolvió y plasmaron recuerdos
recuerdos decorados de fantasías inolvidables
con el viento de los años creando incidencias
y que hoy he recordado con agradecimiento de la vida.


Quien sabe que será de mi señorita  Mary,
esa maestra de sueños de infancia, de papel
50 años es poco, si existen evocaciones bellas
y en mi nostalgia la veo aún, es parte de ese recuerdo:
delgada, pequeña, alegre,  con su libro en su pecho
debajo del Cristo crucificado que desde arriba nos miraba.
Tal vez está viva, tal vez está muerta. No sé
Solo sé que compartimos algo bello terrenal
que para mí es la seguridad que he vivido


No hay duda… he vivido, esos recuerdo me lo dicen
la ternura en la vida viene de Dios
Cuando fuimos ingenuos de sentimientos
que al crecer se desvanece siendo prácticos y recelosos.
Mary donde estés, en el cielo o la tierra
gracias por compartir algo bello en este mundo
gracias por haber sido mi profesora de geografía  

Arturo Muskus Villalba


domingo, 22 de diciembre de 2013

A un amigo de lata y hierro.


Dicen que lo material no se ama
Sólo debe amarse lo que vive, respira y siente
Yo digo lo contrario
porque tú, pedazo de lata y hierro
simplemente, lo haces.
Es que palpo tu alma en tus esencias
tu amistad, tu comprensión.
Estarás conmigo y moriremos juntos... Landy
Landy... amigo mío. Pedazo de lata y hierro


Siempre te veo venir lento y pesado
Y sé que estás cansado
en medio del camino polvoriento de tierra seca y piedras
con tu crujir de huesos metálicos  vencidos
tu forma extraña y anticuada
tu ruido de vetustos móviles
y tu eterna humareda al caminar
aún así, sé que amas el agreste camino.




Landy... amigo amado de lata y hierro
testigo mudo de mis venturas y desgracias
compañero eterno de una vida sin remilgos
en el que recostado a tu capó
he llorado y reído
Testigo de mis aguardientes de sábados  de algazara
Después de días tempestuosos a nervios trepidando
Por ser yo, a veces, irresponsable e inconsciente.


En lagunas de alcohol me llevaste a casa
a los brazos de mi eterna amada
A ella, la que también te aprendió a amar
No hay duda, te debo demasiado
Por eso no exalto tu buena casa
tu otrora virtud y  eficacia  en caminos arduos
tu procedencia lejana, tu hechura prolija.
Aunque sé que ahora, ya no vales nada
Amigo mío.

Recuerdo tu llegada a mí
Casi obsequio de alguien que me aprecia
Contigo en la adversidad tuve un aliciente
Rodando en ti, llevé beneficios a los míos
Toda una eternidad en este mundo de caos
Por eso este homenaje es para ti, Landy
Amigo mío, pedazo de lata y hierro


Diciéndote amigo, que moriremos juntos
soportando las burlas de tus similares modernos
Aquellos nuevos confortables silenciosos y raudos  
que sobre el pavimento caliente vemos pasar hazañosos
Pero no importa, a tu paso siempre sano llegué
Pedazo de lata y hiero, Landy, amigo fiel


Viéndome en el espejo me acuerdo de ti.
Sabes… hemos envejecido juntos
Porque mis huesos me duelen con frecuencia
ya no soy ágil y listo como antes
 mi cabello es poco; ha blanqueado
y mis arrugas en mi faz son notables
Pero con el alma de niño te digo, Landy
Y dentro de ti respirando en tus entrañas
que ahora estoy sumamente convencido
que  lo material también debe amarse. 



ARTURO MUSKUS VILLALBA
Colombiano
Derecho de autor



jueves, 26 de septiembre de 2013

EL CAFÉ DE MAMÁ



Todos los días llego allá

solo para verla una vez más

mi vieja querida que está enferma y cansada

en su viejo su mecedor siempre está sentada

con su mirada profunda de ojos gastados

en el quiosco de paja de su bello jardín

con la jarana de las mirlas y sinsontes en el guayabal



Sólo a ella le pido mi café de la mañana

se levanta despacio y va a la cocina

me lo trae en mi tacita vieja y cuarteada

ella casi no ve… pero casi a ciegas me lo pone en mi mano

pero el café  nunca es igual:

a veces amargo, a veces muy dulce, a veces helado

pero es el café más agradable que tomo; ese es el café de mamá



Me cuenta  cosas cuando tomo su  café

siempre de los descomedimientos de papá

quejas y quejas de mi viejo, le digo en dulce reproche

a veces discutimos pero el café siempre está ahí

es tu marido… 60 años con él, sopórtalo ya

así es, sé que los amas también, me dice resignada



Luego nos calmamos y el café sigue ahí

otra vez ternura: arréglate el cuello... hijo del alma

y como sigues mamá, le digo

pero no dice nada

me arreglo el cuello, y le digo, gracias mamá

y bebo  otro sorbo más de café



Se mece un poco y mira hacia arriba

la veo feliz con sus espejuelos estropeados

veo sus canas y su cuerpo vencido

su traje blanco de encajes morados

sus babuchas negras en sus rugosos pies



Sigue meciéndose y se toma el cabello.

Y cuando vuelves?  -me dice otra vez

volveré, mamá, mientras estés viva y tengas café

mira hacia abajo, ella piensa qué decirme

Pero no dice nada y me mira angustiada



De pronto: qué hora son, me pregunta

le contesto de inmediato, las nueve, mamá

 yo también pienso qué decirle

pero mis temas comunes no son para ella

hay un silencio hasta que al fin dice algo:

ayer recé mucho por ti, hijo del alma

qué bueno mamá y le tomo su mano



Siempre rezo por ti, hijo mío, me dice otra vez

ahora me falta un solo sorbo de café

y ella no deja de aferrarse a  su rosario de rosa

no te vayas todavía, hijo, solo un rato más con mamá

desayuno para ti, tengo ya, huevos, pan y café

no… mamá, con este tinto está bien

quédate un rato más, me dice otra vez



Sabe mi eterna respuesta:

tengo que trabajar, y lo sabes, mamá

mejor, dame tu bendición, en la puerta me esperan

me rindo a ella y me toca la frente

hijo mío, que te protejan la virgen y San José



Le beso su frente. Pórtate bien, otra vez dice

me toma de la mano

y todos los días son así

mañana vuelves otra vez? me pregunta sonriente

tú sabes que será así, mamá

 me voy despacio de su bello jardín

mientras las mirlas y sinsontes nos ven desde la enramada



La miro a lo lejos

y descubro que también me mira

se apoya en su bastón con su joroba pesada

y se sienta de nuevo siguiéndome con su vista

otra taza de café con mamá

no hay duda… es mi mejor café



Arturo Muskus Villalba