El gran Jairo Paba de
Barranquilla (para mí, el mejor locutor de cabina de Colombia), hacía sonar la
canción de Primitivo Santos a cada rato "La Mulatona" en mi
Barranquilla amada. Recuerdo aquel día, yendo para mi casa en un bus urbano de
Coochofal en el año 1988, después de una ardua jornada laboral y el gran Jairo,
"El líder", lo hizo sonar en el interior de ese destartalado bus de
madera y latón y que transitaba lento por las calles arenosas repleto de gente
paciente, alegre y laboriosa. Todos los conductores lo sintonizaban siempre,
además por su excelente programa salsero "viernes para recordar". Me
gustó esta canción desde ese singular día. Tanto así, que me quedé en una tienda
cantina cerca a mi casa donde la gallada del barrio se reunía y lo hice sonar
varias veces. Esa tarde llovió y esa Barranquilla romántica, alegre y
bulliciosa en medio del matiz multicolor de las gotas de lluvia, en ese
ambiente tropical de mi arenosa tiñó mi alma para siempre: el amor a la vida,
el clamor de la poesía en la salsa, la guaracha y nuestro vallenato. En esa
Barranquilla jacarandosa y rumbera, de cerveza fría vestida de novia amada, de
luceros rutilantes y susurro palmeras, que se estremecen por la brisa del mar,
esa misma que llega a esta hermosa ciudad después de saludar el majestuoso
Magdalena, turbulento en su agonía y que se resiste a morir en el inmenso océano
con frenesí, ahí está definido lo que esta ciudad representa a los que la
amamos. Esa Barranquilla de mujeres bellas y agraciadas, que al caminar van
dejando sus feromonas en el aire, qué, como mariposas amarillas revolotean a
sus pasos y que exaltan la libido en cualquier varón desprevenido. La
Barranquilla de cigarras en abril, con su estropicio desde las lluvias de oro
encendidas y las acacias florecidas en el crepúsculo naranja y rojo de hermosos
arreboles sobre mi ciudad, que simplemente anuncian una nueva primavera que
solo palpan los románticos ya en extinción. Tal vez sea yo el último romántico
que queda en el planeta, por eso me llevaré los recuerdos de mi mejor momento
en la vida, de juventud, de goce de lo más bello, con una vida expresada en
amistad y sentimiento, de amores pasajeros en mis años nuevos, que van llegando
y pasando como las nubes blancas que contrastan con ese cielo azul de abril en
esta bella ciudad de mis amores. Esa es mi nostalgia que me dice que
simplemente ... he vivido. Y eso es precisamente lo que me llevaré a la tumba:
"haber vivido una vida placentera en mi Curramba". Porque mi único
testamento es que mis cenizas caigan, como lágrimas de madre a esa tierra
hermosa, que me vio nacer y crecer, seguro así viviré para siempre, pues a la
eternidad me llevaré ese terruño amado llamado "Barranquilla", regalo
del Señor. Así será. Esta es otra ofrenda mía a mi ciudad, sincera, humilde y
en silencio. Gracias por leer estas palabras extraídas del alma.
palabras sentidas desde el corazón para la tierra que lo vio crecer Dios bendiga su talento 🙏
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