Yo lo vi, y mi corazón quiso estallarse. Este video es un
recorrido por la ciudad de Barranquilla y pasó a sólo siete
cuadras de mi sencillo elegre hogar en ese 93 inolvidable. Me
provocó entrar a ese video y bajar y bajar y llegar a mi casita
para sentir el olor a hogar que nos motiva a la vida. Verme a
mi mismo joven y carismático, con mi ropa sencilla,
mi mirada sufrida por esa calamitosa situación de ese año. A
mi hija bella casi bebé dormida y sonriente como un angelito.
Pero salimos adelante con el único escudo del trabajo y la
honradez. A mi esposa amada, hermosa y llena de ternura
siempre para mí. Decirle a ella que vengo del futuro porque
pude entrar a este video 30 años después y darle la esperanza
que ahora sé que todas esa necesidades y afugias pasarán
pronto. Si... ver la tiendecita de abajo con mis amigos del
barrio en ese 93 apagado y oscuro por los racionamientos
de energía en este país. Seguro me hubiera visto con mi ímpetu
de joven en derroche de alegría total. Hubiera visto los robles
morados dormidos en el tiempo, esos que me hubieran reconocido
porque me hacían la guardia como soldado leal a la patria en
mi casita. Las plántulas de hierbabuena del jardín que
siempre me vieron salir madrugado a mi trabajo. Han pasado
30 años y parece que hubiera sido ayer. ¿Dios mío en qué se
me fue la vida? Pero ahora ya consciente digo: si hubiera
entrado en ese video vería las calles de mi barrio la
Concepción lleno de gente trabajadora y buena recorrer cada
espacio en medio del canicular sol de Barranquilla hasta que
el atardecer, con las primeras golondrinas que hubieran
avisado el ocaso de ese día soñado, mostrando los arreboles
más allá de las acacias florecidas en llamas vivas naranja y
rojas. Ese video me hizo reflexionar mi decisión
irrenunciable que cuando muera y sea espíritu, he de recorrer
esas calles pasivas una a una tal como fueron. Pero la gran
pregunta...que estaría haciendo yo en ese primero de enero
de 1993 a las 4 pm? eso creo que fue la hora. En mi lecho
descansando de aquel trabajo rudo y estresante o tal vez con
la resaca de ese año nuevo aún con el sabor a licor en mis
adentros. Mi trabajo duro que me dio la madurez y el apoyo
para ser lo que ahora soy con todo honor. Ahora mi casita ya no
está, ni los robles florecidos, ni la matica de yerbabuena, ni
mis amigos del goce esquinero en la tiendecita de Molina.
Todos se lo llevó el presente o el recorrer del tiempo
irreflexivo y sórdido que cuenta las horas sin parar y jamás
se detiene. A veces pienso que me resigno a no envejecerme.
Será que el amor al recuerdo no me hace resignarme a la
muerte. Tal vez... o es que amo tanto mi vida, a mi esposa y
mi hija, a mis amigos y toda mi Barranquilla entera que
jamás me resignaré a dejarlos aun sabiendo que me espera un
cielo con papá Dios. Lo que sí estoy seguro es que nadie
tiene el corazón más grande que yo, porque es tan grande y
lo tengo claro, que en él cabe toda mi Barranquilla entera
con sus avenidas, sus edificios, mi equipo Junior y su bella
gente. Ciudad amada, mi patria chica, donde dejaré mis
huellas saturadas de mi ADN que perdurará como testigos
mudos dando alusión que ya no estoy, que ese gran corazón
donde estuvo una ciudad entera dejó de latir pero que dirá al
mundo que simplemente viví. Ese río Magdalena idílico
y ensoñador pasar lento y majestuoso, con su ímpetu turbulento
de su agonía al morir en las aguas del Caribe, una vez de saludar
esta bella ciudad sin mácula triste de esclavitud y de la colonia
genocida. Ese malecón bello que nos dice al oído que ya no
somos ingratos con ese rio que nos dio todo. Amigos, gracias
por leer estas humildes palabras, extraídas de un corazón noble
y agradecido de vivir en una tierra prospera y en paz.
Palabras de un hombre romántico y sencillo que escribe lo que
siente, tal vez el último romántico que queda en el mundo.
Que se atreve a lanzar al viento como burbujas de jabón
lo que siente y lleva en su corazón. Con ese sentimiento
que se desplaza como una pluma de un pajarillo en
la inmensidad del tiempo y el espacio hasta posarse suavemente
en el libro de la vida y el amor. Gracias y gracias y gracias.
Arturo Muskus Villalba.
Con derecho de autor
Reconozco que el video de la referencia es de propiedad de
Mr Ariks de la ciudad de Barranquilla.